Ajedrez (Borges) : La fugacidad de lo eterno

jueves, 24 de mayo de 2007

Ajedrez (Borges)

Cierta vez hablando en el psicólogo (nosotros los argentinos poseemos un psicólogo por habitante , bueno no es así pero debería suceder de ese modo) y le comentaba sobre mi incipiente agnotisismo y él me dijo de la existencia del siguiente poema, que una vez que lo leí me asombré y grande fue mi alivio al ver que no era el único con el mismo pensamiento, por supuesto aquella persona era dios comparado conmigo.

Ajedrez

I

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?

2 comentarios:

Bruno dijo...

EL GO

Hoy, 9 de septiembre de 1978,
tuve en la palma de mi mano un pequeño disco
de los trescientos sesenta y uno que se requieren
para el juego astrológico del Go,
ese otro ajedrez de Oriente.
Es más antiguo que la más antigua escritura
y el tablero es un mapa del universo.
Sus variaciones negras y blancas
agotarán el tiempo;
en él pueden perderse los hombres
como en el amor o en el día.
Hoy, 9 de septiembre de 1978,
yo, que soy ignorante de tantas cosas,
sé que ignoro una más,
y agradezco a mis númenes
esta revelación de laberintos
que ya no exploraré...

Jorge Luis Borges

Néstor Quadri dijo...

¿Será porque soy amante del ajedrez, que cada vez que releo estos magníficos sonetos de Borges, se me conmueve el alma?. Felicitaciones, buenísimo el blog!