domingo, 11 de noviembre de 2007

Estrella Alba







"hay tanta soledad en ese oro. la luna de las noches no es la luna que vio el primer adán. los largos siglos de la vigilia humana la han colmado de antiguo llanto. mírala. es tu espejo."
Jorge Luis Borges


Comienza a oscurecer, es la hora en que el día agoniza, mientras la noche llora melancolía de estrellas, a través de la ventana alcanzo a descubrir que el clavo de ese cuadro se encuentra en el disco de acreción.

Muchas veces pienso que lo pasado fue mejor, al menos cuando escucho un disco. Apago la luz, mientras desde el long play Spineta comienza a cantar

“El vino entibia sueños al jadear, desde su boca de verdeado dulzor. Y entre los libros de la buena memoria…”

Hoy necesito recordarla, tengo que escuchar ese tema para que vuelvan a mi todas sus imágenes, aquellos diálogos que teníamos cuando ella tenia veinticuatro años y yo trece, muchas veces sospeche que no era un ser humano normal su sonrisa era la de un ángel. Gira el disco del flaco, mientras los reflejos de luz pegan en el vinilo, la púa arrastra el sonido de impurezas, es que cada uno de los surcos posee una historia, pero es indudable que todas son parte de nuestra vida.

“Se queda oyendo como un ciego frente al mar. Mi voz le llegará, mi boca también…”

Pero en este tema de Spinetta la púa se clava hasta hacer que mi alma sangre de dolor en cada letra, la palabra que dibuja, el silencio abismal provoca el recuerdo de su imagen, es ella, Alba cantando con sus ojos cerrados, son sus cabellos que simulan rayos, mueve su cabeza y amanece.

En el vaso su compañero fiel, el que destila brillos dorados y le hace compañía en un devenir de días y más días incomprensibles, lacónicos, letárgica sucesión de dolores acompasados, un corazón abierto para desangrarse…

Necesidad de ese fuego endiosado, dejarse quemar por un amor que quiso beberse de un sorbo y le mató el alma.

Siento un dúo celestial es ella y el flaco, ¿porque su voz esta ahí? No es que el tiempo todo lo borra?

“Que sombra extraña te oculto de mi guiño…”

Quizás fue el dolor, de un pasado que no fue, gira el disco, el tiempo también y la montaña no se mueve, no la puedo saltar, es difícil el olvido de la persona cuando se mira al espejo.

“Pues yo te escribiré, yo te haré llorar, mi boca besará toda la ternura de tu acuario, mas si la luna enrojeciera en sed o las impalas recorrieran tu estante, no volverías a triunfar en tu alma”

Y cuando al despertar observe en el reloj de arena caer la última lágrima, no habrá tiempo de olvido, estaré solo como aquel anciano que fui, parado en el umbral, esperando tu regreso.

“Esta botella se ha vaciado también. Que ni los sueños se cobijan del rumor Licor no vuelvas ya Deja de reír…”










El vino entibia sueños al jadear
Desde su boca de verdeado dulzor
Y entre los libros de la buena memoria
Se queda oyendo como un ciego frente al mar.

Mi voz le llegará
Mi boca también
Tal vez le confiare
Que eras el vestigio del futuro.

Rojas y verdes luces del amor
Prestidigitan bajo un halo de rush
Que sombra extraña te oculto de mi guiño
Que nunca oíste la hojarasca crepitar?

Pues yo te escribiré
Yo te haré llorar
Mi boca besará
Toda la ternura de tu acuario.

Mas si la luna enrojeciera en sed
O las impalas recorrieran tu estante
No volverías a triunfar en tu alma?
Yo se que harías largos viajes por llegar.

Parado estoy aquí
Esperándote
Todo se oscureció
Ya no se si el mar descansará...

Habrá crecido un tallo en el nogal
La luz habrá tiznado gente sin fe
Esta botella se ha vaciado también.
Que ni los sueños se cobijan del rumor.

Licor no vuelvas ya
Deja de reír
No es necesario más
Ya se ven los tigres en la lluvia