Pasado, pasado : La fugacidad de lo eterno

martes, 23 de octubre de 2007

Pasado, pasado










Muchas veces uno quisiera que el pasado fuese presente, como si el tiempo se convirtiese en una hamaca que nos lleva hacia lo mas alto, nos devuelve vertiginosamente atrás, para luego quedarse detenida abruptamente, y así pensar que determinadas circunstancias le ocurrieron a otra persona, o bien creer que todo fue un sueño difícil de olvidar.


Tomó una de las manijas, sus ojos reventaban de dolor, no quería llorar pero estaba por perder su partida, apretaba sus labios para aguantar, sus fuerzas estaban a punto de ser doblegadas por una lagrima suicida, parada en el filo del precipicio, allí donde comienzan las pestañas, pero pese a su esfuerzo sabia que en cualquier momento esta caería, porque era tan pesada como suelen ser los recuerdos en algunas personas.

Solo faltaban cien metros para depositar el cajón, por su cabeza comenzaron a proyectarse en forma secuencial imágenes de aquellas tardes lluviosas cuando tenía nueve años y se escapaba del colegio para meterse en el cine, imaginarse a los actores escondidos detrás de la pantalla que en cualquier momento aparecerían. Salir del cine y verla allí, ella que todo intuía, lo esperaba en la salida.

O aquella vez que juntos y desolados hicieron el mismo recorrido que hoy, cuando llevaron a su padre, aquel día que el mundo se detuvo, para comprender recién ahora que el mundo se detiene tantas veces…pero el tiempo no lo acata y todo sigue girando.

Tardes de mate cocido caliente, de miradas sin palabras, de tantas cosas que por no decirse ya se han dado por dichas…

Aquellas preguntas cuyas repuestas ya no serán, como aquel papel que se nos cae desde lo alto de un puente y tratamos de tomarlo desesperadamente con los ojos, así se marchaba ella.

Sus pies avanzaban lentamente, no tomó el cajón encabezando la marcha, él pretendía lo mismo que su alma, tirar para atrás, endureció más sus ojos, no quería darse por vencido, esa puta lágrima no podía ser más fuerte que él.

Finalmente el pozo se abrió para sus ojos, el cajón se hundía en ella o ella se hundía en él, la lágrima finalmente cayó, y chocó la majestuosidad de la tristeza contra la oscura madera, imperturbable.

Como era de prever se llevo una parte de él.






Esta claro que yo
un día de estos sea
una muda tierrita
un poco de basura
que no sea
pero como aceptar
que ellos mios
que su polvo de ellos
no la vez
que no la toque con un dedo suave
la roce con la punta de la lengua
que no sepa
no sepa


IDEA VILARIÑO






Foto del niño (Garrote)

11 comentarios:

*AntagoniSta* dijo...

Y ojalá la música desate este nudo que me quedó en la garganta al darle punto final a su lectura... una paradoja, pero claro, todo siguió y sigue girando.
Cuestión de seguir.

Besos y abrazos.

EL DESPOTRICADOR dijo...

A pesar de que el dolor, con el amor y la alegría se nos presenta como un péndulo en el que oscilamos a lo largo de nuestras existencias y aunque a veces el dolor por desgarrador pareciera desvanecer todo lo demás... siempre tenemos un bálsamo que nos mantiene, el recuerdo, el amor en nuestro corazón, capaz de vencer a la muerte y al dolor.
Ése rincón, en lo profundo de nuestra alma, es una fortaleza inexpugnable para la muerte y el olvido.
Un enorme abrazo, hasta la próxima.

Lena dijo...

...y no es por repetir, pero el nudo en la garanta tambien lo tenia...
Como nos marca el pasado y cuantas veces no hemos vuelto en nuestros pensamientos hacia lo que fue y cerrando los ojos repasando cada mirad, cada movimiento para estar seguro que succedio o porque nos duele que haya succedido...
un saludo grande,
Lena

ZULMA dijo...

Remus, maravillosa la profundidad de este texto y el clima que generó en mi su lectura mientras ,de fondo ,percibía una música que se entrecruzaba perfectamente con él.
Ingresar a tu blog es un remanso para el alma, a la vez, que un torbellino de emociones.
Mi abrazo.
Zulma

Ulysse dijo...

Escribimos la verdad que se arranca de nuestro corazón.
Los aficionados al flamenco lo llaman "Quejío".

En la hondura de esa lágrima, piensa que la meta solo es esa, pero que lo importante está en el viaje, en el camino.

Una mano de consuelo, un suspiro de esperanza.

Mi viaje nunca acaba...

©Claudia Isabel dijo...

Esta historia la viví yo cuando murió mi viejo...me pasó justamente eso; lo vi muerto en su propia cama y mientras trataba de entender lo que ocurría, me pasaron imágenes de mi vida con él. Me ví de su mano camino al colegio, me quedó su hermosa sonrisa mientras le contaba mis cosas diarias, mis alegrías, mis penas...él siempre me sonreía y me miraba con sus enormes ojos azules...así lo recuerdo. Ya pasaron 5 años y todavía lo extraño terriblemente, y lloro mucho...pero a pesar del dolor sordo que dejan estos grandes amores eternos, la vida sigue y yo le robo las palabras al flaco spinetta: "Aunque me fuercen yo nunca voy a decir, que todo tiempo por pasado fue mejor, mañana es mejor"
Creo que si no podemos seguir este pensamiento del flaco, ya estamos muertos...
Besos

Cecilia dijo...

Me dejó un nudo en la garganta!ahora la que se aguanta las lágrimas soy yo.


Saludos.

Anónimo dijo...

Sin libros para la vida...por ende sin ellos ante la muerte, parte de la misma.
Frente a una grieta que se abre,
frente a un abismo, la desnudez, el desamparo.
Sí, el mundo se detiene muchas veces, pero el tiempo sigue su curso, como agua de río.
Y la vida su errático impulso y nuestros funambulescos intentos de seguir en ella, con sus plenos y sus vacíos.
Con el pensamiento y las imágenes que desfilan en silencio, con la lágrima apretada o el grito, con la palabra que retiene...

Un abrazo Remus

Abril Lech dijo...

Igualados ante el dolor de la muerte Remus, sentimos en cada letra la ausencia inexplicable y el dolor de querer volver hacia atrás y no poder. No poder...

Abril Lech dijo...

Remus... la próxima vez que me cruces en un recital te acercás y me recordás cómo es la fugacidad de lo eterno. Con un abrazo (de los gratis).

Anónimo dijo...

el relato tiene su dolor y su magia
dentro del caos del instante logra ponerse frente al personaje
está allí repitiendo despedida...
pero reflexionando justamente la fugacidad y lo eterno
todo quedará allí aprehendido adentro
y algo se irá de él solo en lo cotidiano

cariños( no es fácil trabajar textos como este desde las propias experiencias vividas o presenciadas o por suceder)catarsis para el escribiente y para el lector,gracias